BRASIL
San Pablo: Regreso a clases en febrero divide opiniones y suscita dudas en residentes de las periferias
Lunes 25 de
Enero 2021
Mientras que algunas familias anhelan un regreso en persona, las madres y los profesores temen el riesgo de contagio
Arriesgado. Este es el adjetivo utilizado por Aline Bezerra da Silva, de 31 años, residente del Parque Santa Madalena, en el distrito de Sapopemba, al este de São Paulo, al referirse al posible regreso a la escuela en febrero en persona de su hija Melissa. , 6 En 2021, la niña asistirá al primer año de la escuela primaria en una escuela pública.
Desempleado, el técnico bibliotecario comparte la casa con los padres que son ancianos, lo que crea un mayor motivo de preocupación por la pandemia.
"Mis padres ya son ancianos, mi madre tiene diabetes, hipertensión y eso me preocupa mucho", dice. "Aunque todos sabemos que los niños no suelen desarrollar síntomas fuertes a través de Covid-19, son y pueden ser transmisores, así que me preocupa volver a las clases presenciales".
Aline ha estado siguiendo las conferencias de prensa del gobierno estatal, pero dice que los criterios de seguridad y cómo se llevará a cabo la organización en la práctica siguen siendo confusos. “Hablan de los cuidados que se van a tener [en el plan de regreso a la escuela], pero aún no está muy claro”.
El viernes (22), el gobernador João Doria (PSDB) pospuso el regreso una semana , con el inicio del regreso presencial al sistema escolar estatal el 8 de febrero. Inicialmente, la previsión era para el 1 de febrero, siguiendo un esquema de rotación. Además, la presencia ya no es obligatoria durante las fases más restrictivas de la pandemia, naranja y roja, aplicándose únicamente a las fases amarilla y verde.
El regreso gradual también preocupa a los profesores de las escuelas públicas. “La mayoría de mis compañeros más cercanos y yo mantenemos la misma opinión: si no hay vacuna, no hay posibilidad de volver al aula. Aunque se mantenga un número reducido de alumnos, ese número a lo largo del año tiende a aumentar ”, argumenta un educador del este, que pidió no ser identificado por temor a represalias.
Lleva 20 años en la profesión. Actualmente enseña en una escuela pública de la capital con alumnos de primaria y secundaria. Durante el inicio de la pandemia, siguió de cerca las dificultades que experimentaban sus alumnos con la educación a distancia, como la falta de acceso a internet, la necesidad de trabajar para complementar los ingresos familiares y el desarrollo de enfermedades psicológicas. Pese a ello, considera que este no es el mejor momento para volver a la escuela. “No podemos movernos por las prisas, hay que movernos por la razón”, defiende el profesor.
Para él, por muchas medidas de seguridad que se tomen, no hay garantía de que el regreso no exponga a los profesionales de la educación y sus familias a la enfermedad en un momento en el que hay un aumento de casos en el Estado y en la capital . A pesar del inicio de la campaña de vacunación contra el coronavirus, la fecha de vacunación de profesores y profesionales de la educación aún es incierta.
“Hasta ahora, el gobierno no ha garantizado la vacunación inmediata de los profesionales de la educación. No podemos hacer milagros. El alumno sale de casa, toma el bus, llegará a la escuela, tendrá contacto con otros compañeros ”.
'VOLVER AYUDARME'
A pesar de la preocupación por la pandemia, algunas familias de las periferias están a favor de regresar a la escuela en persona, principalmente porque no tienen con quien dejar a sus hijos por la necesidad de salir a trabajar, situación que puede ser aún peor con el posible fin de la ayuda de emergencia .
Es el caso de Karina Ramos de Lucena, de 31 años, quien vive en el barrio Jardim Santa Tereza, en la zona sur, quien vive con su hijo Giovanni de tres años. “En mi caso, es muy importante volver de la escuela, ya que me ayudará a cuidar mejor a mi hijo”, dice.
Lejos del cierre de la escuela el año pasado como recepcionista en una escuela privada, Karina consiguió un trabajo a principios de enero como asistente de ventas en un centro comercial en el sur.
"Conseguí una persona para cuidar a mi hijo, pero solo pago R $ 300 de lunes a lunes, cada dos semanas".
Cuando no está con la niñera, el pequeño se queda en la casa de la abuela, temporalmente, mientras ella está de vacaciones. Estudiante de guardería pública desde los siete meses, Giovanni volverá a la escuela lo antes posible. "Si vuelven las clases, enviaré a mi hijo", dice.
Quien también optará por enviar al niño a la escuela es la auxiliar de enfermería Janaína de Medeiros Dias, de 34 años, quien vive en el Parque Regina, en el sur de la ciudad de São Paulo. Al comienzo de la pandemia, no tenía a nadie para dejar a su hijo, Pedro, de 5 años.
“Tuve que trasladar a mi madre que vive en Belo Horizonte para que venga y se quede conmigo para que mi esposo y yo podamos trabajar, porque nunca paramos”, recuerda.
Según Janaína, fue difícil seguir las actividades propuestas por la escuela el año pasado. Además del trabajo, ella y su esposo combinan la rutina con la universidad y otras tareas. La solución fue, los fines de semana, intentar enseñar alfabetización por su cuenta.
“Él ya conoce todo el alfabeto, los números y ahora le estamos enseñando las sílabas. Estamos haciendo nuestra parte en la parte de alfabetización, porque sobre los juegos [propuestos por la escuela] juegan en cualquier momento ”.
Recuerda que las clases se realizaban de forma virtual, pero debido a la pesada rutina, no era posible realizar siempre los ejercicios propuestos.
“Hasta ahora, no tengo información sobre cuándo regresarán las clases. Pero si es en febrero querré mandar a mi hijo a la escuela porque siento que extraña estar con los amigos, estar juntos, ir a la escuela, me cobra, así que si vuelve, sí yo lo mando. ”, Comenta. Según el plan de retorno del Estado, las escuelas podrán regresar a partir del 8 de febrero con hasta un 35% de estudiantes matriculados, quienes podrán asistir hasta dos veces por semana. Si la ciudad tiene una reducción en los casos de Covid-19 y la región pasa a la fase amarilla, las escuelas están autorizadas a atender hasta al 70% de los estudiantes; y en la fase verde, hasta el 100%.
La docencia mediada por tecnología se mantendrá junto con el aula, de forma híbrida. Además, el Centro de Medios mantendrá su horario de manera regular. Los municipios tienen autonomía para regular el calendario de forma específica siempre que se basen en datos epidemiológicos de sus regiones. Los alumnos de grupos de riesgo podrán realizar su proceso exclusivamente de forma remota.
La semana pasada, el alcalde Bruno Covas (PSDB) había autorizado la reapertura de escuelas públicas y privadas en la capital paulista a partir del 1 de febrero, con el regreso a las clases presenciales de las escuelas públicas el día 15, también inicialmente con un 35%. de alumnos, sin obligación de retorno presencial de todos los alumnos.
Desempleado, el técnico bibliotecario comparte la casa con los padres que son ancianos, lo que crea un mayor motivo de preocupación por la pandemia.
"Mis padres ya son ancianos, mi madre tiene diabetes, hipertensión y eso me preocupa mucho", dice. "Aunque todos sabemos que los niños no suelen desarrollar síntomas fuertes a través de Covid-19, son y pueden ser transmisores, así que me preocupa volver a las clases presenciales".
Aline ha estado siguiendo las conferencias de prensa del gobierno estatal, pero dice que los criterios de seguridad y cómo se llevará a cabo la organización en la práctica siguen siendo confusos. “Hablan de los cuidados que se van a tener [en el plan de regreso a la escuela], pero aún no está muy claro”.
El viernes (22), el gobernador João Doria (PSDB) pospuso el regreso una semana , con el inicio del regreso presencial al sistema escolar estatal el 8 de febrero. Inicialmente, la previsión era para el 1 de febrero, siguiendo un esquema de rotación. Además, la presencia ya no es obligatoria durante las fases más restrictivas de la pandemia, naranja y roja, aplicándose únicamente a las fases amarilla y verde.
El regreso gradual también preocupa a los profesores de las escuelas públicas. “La mayoría de mis compañeros más cercanos y yo mantenemos la misma opinión: si no hay vacuna, no hay posibilidad de volver al aula. Aunque se mantenga un número reducido de alumnos, ese número a lo largo del año tiende a aumentar ”, argumenta un educador del este, que pidió no ser identificado por temor a represalias.
Lleva 20 años en la profesión. Actualmente enseña en una escuela pública de la capital con alumnos de primaria y secundaria. Durante el inicio de la pandemia, siguió de cerca las dificultades que experimentaban sus alumnos con la educación a distancia, como la falta de acceso a internet, la necesidad de trabajar para complementar los ingresos familiares y el desarrollo de enfermedades psicológicas. Pese a ello, considera que este no es el mejor momento para volver a la escuela. “No podemos movernos por las prisas, hay que movernos por la razón”, defiende el profesor.
Para él, por muchas medidas de seguridad que se tomen, no hay garantía de que el regreso no exponga a los profesionales de la educación y sus familias a la enfermedad en un momento en el que hay un aumento de casos en el Estado y en la capital . A pesar del inicio de la campaña de vacunación contra el coronavirus, la fecha de vacunación de profesores y profesionales de la educación aún es incierta.
“Hasta ahora, el gobierno no ha garantizado la vacunación inmediata de los profesionales de la educación. No podemos hacer milagros. El alumno sale de casa, toma el bus, llegará a la escuela, tendrá contacto con otros compañeros ”.
'VOLVER AYUDARME'
A pesar de la preocupación por la pandemia, algunas familias de las periferias están a favor de regresar a la escuela en persona, principalmente porque no tienen con quien dejar a sus hijos por la necesidad de salir a trabajar, situación que puede ser aún peor con el posible fin de la ayuda de emergencia .
Es el caso de Karina Ramos de Lucena, de 31 años, quien vive en el barrio Jardim Santa Tereza, en la zona sur, quien vive con su hijo Giovanni de tres años. “En mi caso, es muy importante volver de la escuela, ya que me ayudará a cuidar mejor a mi hijo”, dice.
Lejos del cierre de la escuela el año pasado como recepcionista en una escuela privada, Karina consiguió un trabajo a principios de enero como asistente de ventas en un centro comercial en el sur.
"Conseguí una persona para cuidar a mi hijo, pero solo pago R $ 300 de lunes a lunes, cada dos semanas".
Cuando no está con la niñera, el pequeño se queda en la casa de la abuela, temporalmente, mientras ella está de vacaciones. Estudiante de guardería pública desde los siete meses, Giovanni volverá a la escuela lo antes posible. "Si vuelven las clases, enviaré a mi hijo", dice.
Quien también optará por enviar al niño a la escuela es la auxiliar de enfermería Janaína de Medeiros Dias, de 34 años, quien vive en el Parque Regina, en el sur de la ciudad de São Paulo. Al comienzo de la pandemia, no tenía a nadie para dejar a su hijo, Pedro, de 5 años.
“Tuve que trasladar a mi madre que vive en Belo Horizonte para que venga y se quede conmigo para que mi esposo y yo podamos trabajar, porque nunca paramos”, recuerda.
Según Janaína, fue difícil seguir las actividades propuestas por la escuela el año pasado. Además del trabajo, ella y su esposo combinan la rutina con la universidad y otras tareas. La solución fue, los fines de semana, intentar enseñar alfabetización por su cuenta.
“Él ya conoce todo el alfabeto, los números y ahora le estamos enseñando las sílabas. Estamos haciendo nuestra parte en la parte de alfabetización, porque sobre los juegos [propuestos por la escuela] juegan en cualquier momento ”.
Recuerda que las clases se realizaban de forma virtual, pero debido a la pesada rutina, no era posible realizar siempre los ejercicios propuestos.
“Hasta ahora, no tengo información sobre cuándo regresarán las clases. Pero si es en febrero querré mandar a mi hijo a la escuela porque siento que extraña estar con los amigos, estar juntos, ir a la escuela, me cobra, así que si vuelve, sí yo lo mando. ”, Comenta. Según el plan de retorno del Estado, las escuelas podrán regresar a partir del 8 de febrero con hasta un 35% de estudiantes matriculados, quienes podrán asistir hasta dos veces por semana. Si la ciudad tiene una reducción en los casos de Covid-19 y la región pasa a la fase amarilla, las escuelas están autorizadas a atender hasta al 70% de los estudiantes; y en la fase verde, hasta el 100%.
La docencia mediada por tecnología se mantendrá junto con el aula, de forma híbrida. Además, el Centro de Medios mantendrá su horario de manera regular. Los municipios tienen autonomía para regular el calendario de forma específica siempre que se basen en datos epidemiológicos de sus regiones. Los alumnos de grupos de riesgo podrán realizar su proceso exclusivamente de forma remota.
La semana pasada, el alcalde Bruno Covas (PSDB) había autorizado la reapertura de escuelas públicas y privadas en la capital paulista a partir del 1 de febrero, con el regreso a las clases presenciales de las escuelas públicas el día 15, también inicialmente con un 35%. de alumnos, sin obligación de retorno presencial de todos los alumnos.
Con información de
SÃO PAULO | AGENCIA MURAL | FHOLA
