Buscan prohibir los criaderos y la venta de animales domésticos en Santa Fe
Lunes 08 de
Marzo 2021
"Se vende cachorro Labrador en 12 cuotas sin interés", ofrece un comerciante en una reconocida plataforma virtual argentina de compra-venta. Anuncios similares abundan en todo el sitio web.
Pero al igual que en ciudades como Rosario, Rafaela y Caba, en Santa Fe buscan prohibir la venta de animales domésticos y silvestres. El proyecto de ordenanza presentado en el Concejo de la ciudad establece también la prohibición de criaderos, dándoles un plazo de dos años para el cierre definitivo. Las iniciativas son de autoría de la Asociación Civil Protectora de Animales Santa Fe, la Fundación Derechos animales no humanos (FUNDANH) y la abogada animalista Natalia Pallavicini. El mismo proyecto fue presentado en Santo Tomé.
En la capital provincial son numerosas las veterinarias y pet shops o tiendas de mascotas que ofrecen cachorros de perros y gatos para la venta. Pese al incremento de las adopciones de animales domésticos, sobre todo en pandemia, la comercialización de mascotas continúa siendo una práctica frecuente. Incluso, en plataformas digitales de compra-venta, los cachorros pueden financiarse con tarjetas de crédito sin interés.
"La consideración moral hacia los animales no humanos es en la actualidad, objeto de innumerables reflexiones y debates que se vienen suscitando en los últimos años y en este sentido, son cada vez más las maneras en las que situamos a los demás animales que están siendo cuestionadas y reprobadas por el conjunto de la sociedad", expresa el proyecto de ordenanza presentado en el Concejo de la ciudad de Santa Fe.
El texto argumenta que las actividades de cría, reproducción, venta y/o exhibición de animales, los colocan como "objetos comercializables" y sujetos a disposición del humano, contrastando con "la irrefutable prueba aportada por las distintas disciplinas y en especial las científicas, de que todos los animales son seres que poseen conciencia y capacidad para experimentar emociones y sensaciones".
Lejos de buscar una regulación de la actividad de los criaderos -espacios de cría y reproducción de determinadas razas para la posterior comercialización- sino directamente su prohibición, el texto menciona las condiciones bajo las que viven día a día los animales domésticos en esos sitios: hacinados, encerrados en jaulas, caniles o recintos, con muy poca posibilidad de desplazamiento, con falta de limpieza y de higiene que trae aparejado enfermedades y en ocasiones la muerte.
Para su preñez, por lo general los criadores las someten a los llamados “potros de servicio”. "Este elemento es un aparato preparado para mantener sujeta la cabeza de la hembra y sus cuatro extremidades, para que los criadores puedan manipular a la perra en contra de su voluntad, que en muchos casos son drogadas para obtener una mayor docilidad y así el macho las puede preñar", explica el proyecto.
Ello se suma a otra problemática que existe en muchos criaderos desde la aparición de los primeros clubes de crianza canina a principios del siglo XIX: la manipulación de la genética. Esto permitió la creación de nuevas razas que responden a criterios estéticos y de estatus social acordes a la época. Para este fin, "es muy frecuente que se practique la endogamia", advierte la iniciativa, es decir, la cruza de animales emparentados genéticamente entre sí, "porque permite reducir la variabilidad genética y de esta manera, obtener genes los más semejantes posible a sus parientes".
Producto de esta maniobra humana, en los últimos años se ha constatado en canes de razas, enfermedades genéticas hereditarias como sanguíneas, cardiovasculares, endocrinas, oculares, gastrointestinales, respiratorias, urinarias, reproductoras, musculares, inmunológicas, óseas, del sistema nervioso o dermatológico, según la la Federación Cinológica Internacional.
La iniciativa que lleva la firma de agrupaciones animalistas y la abogada Pallavicini del Instituto de Derecho Animal, insiste en que "lo que se trata en definitiva es de la apropiación y cosificación que hacemos los humanos de los animales". Y más adelante agrega: "Los animales no humanos, ya sean 'bien tratados' o 'mal tratados', están siendo igualmente administrados y sujetos a actividades que implican control sobre sus vidas y reducidos a objetos para satisfacer intereses humanos, sea por lucro, gusto o placer".
Adoptar en vez de comprar
La compra de animales domésticos contrasta con la sobrepoblación de perros y gatos que viven "en la calle". "Un canino o felino adquirido en un local comercial o criadero, quita la posibilidad de que otro en situación de calle o que habita en un refugio pueda encontrar un hogar", señala la iniciativa.
El mercado de los perros y gatos de raza va entonces a contramano del "equilibrio poblacional", una meta que los firmantes del proyecto señalan como objetivo del mismo con el Estado como un rol clave. El control poblacional de los "callejeros" se logra a través de la implementación de campañas masivas y gratuitas de castraciones conjuntamente con la promoción de adopciones, concientización y educación para un cuidado responsable, según la iniciativa.
El Estado como órgano de contralor y educador
La prohibición de criaderos y compra-venta de perros y gatos de raza implicaría un rol activo del Estado municipal, en este caso, no solo para controlar el cumplimiento de lo que podría ser una ordenanza, sino que además el proyecto entiende fundamental el rol Estado como educador en derechos animales.
Concretamente, el proyecto expresa que "se torna imperiosa la necesidad de adoptar conductas éticas y positivas conjuntamente con la implementación y desarrollo de una biopolítica distinta a cargo del Estado, que descanse en el reconocimiento de los animales como sujetos (y no objetos), estableciendo a estos fines, medidas claras y concretas".
Basta de "vidrieras vivas"
Claro está que, según lo propuesto, esta iniciativa pretende derogar la ordenanza Nro. 12.587 vigente en la ciudad de Santa Fe, conocida como de "vidrieras vivas". Esta norma prohíbe desde 2018 la exhibición de animales domésticos, silvestres y exóticos en vidrieras con fines comerciales o publicitarios.
En cambio, el proyecto de ordenanza anula de una vez la posibilidad de comercial con el animal, sin importar su posible exhibición.
La ordenanza de vidrieras vivas "no cuestiona el carácter de intercambiable de los animales y por ello, regula la forma en cómo deben ofertarse al público (en el interior del local, con todos los recaudos necesarios para que estos no fueren visibles desde el exterior, buenas condiciones de sanidad, alimentación, higiene y ventilación, etc.)", critican los autores de la iniciativa.
El proyecto presentado el 14 de octubre en el Concejo de Santa Fe tiene estado parlamentario y se encuentra en la comisión de Desarrollo Social, presidida por el concejal del Partido Justicialista Federico Fulini.
En la capital provincial son numerosas las veterinarias y pet shops o tiendas de mascotas que ofrecen cachorros de perros y gatos para la venta. Pese al incremento de las adopciones de animales domésticos, sobre todo en pandemia, la comercialización de mascotas continúa siendo una práctica frecuente. Incluso, en plataformas digitales de compra-venta, los cachorros pueden financiarse con tarjetas de crédito sin interés.
"La consideración moral hacia los animales no humanos es en la actualidad, objeto de innumerables reflexiones y debates que se vienen suscitando en los últimos años y en este sentido, son cada vez más las maneras en las que situamos a los demás animales que están siendo cuestionadas y reprobadas por el conjunto de la sociedad", expresa el proyecto de ordenanza presentado en el Concejo de la ciudad de Santa Fe.
El texto argumenta que las actividades de cría, reproducción, venta y/o exhibición de animales, los colocan como "objetos comercializables" y sujetos a disposición del humano, contrastando con "la irrefutable prueba aportada por las distintas disciplinas y en especial las científicas, de que todos los animales son seres que poseen conciencia y capacidad para experimentar emociones y sensaciones".
Lejos de buscar una regulación de la actividad de los criaderos -espacios de cría y reproducción de determinadas razas para la posterior comercialización- sino directamente su prohibición, el texto menciona las condiciones bajo las que viven día a día los animales domésticos en esos sitios: hacinados, encerrados en jaulas, caniles o recintos, con muy poca posibilidad de desplazamiento, con falta de limpieza y de higiene que trae aparejado enfermedades y en ocasiones la muerte.
Para su preñez, por lo general los criadores las someten a los llamados “potros de servicio”. "Este elemento es un aparato preparado para mantener sujeta la cabeza de la hembra y sus cuatro extremidades, para que los criadores puedan manipular a la perra en contra de su voluntad, que en muchos casos son drogadas para obtener una mayor docilidad y así el macho las puede preñar", explica el proyecto.
Ello se suma a otra problemática que existe en muchos criaderos desde la aparición de los primeros clubes de crianza canina a principios del siglo XIX: la manipulación de la genética. Esto permitió la creación de nuevas razas que responden a criterios estéticos y de estatus social acordes a la época. Para este fin, "es muy frecuente que se practique la endogamia", advierte la iniciativa, es decir, la cruza de animales emparentados genéticamente entre sí, "porque permite reducir la variabilidad genética y de esta manera, obtener genes los más semejantes posible a sus parientes".
Producto de esta maniobra humana, en los últimos años se ha constatado en canes de razas, enfermedades genéticas hereditarias como sanguíneas, cardiovasculares, endocrinas, oculares, gastrointestinales, respiratorias, urinarias, reproductoras, musculares, inmunológicas, óseas, del sistema nervioso o dermatológico, según la la Federación Cinológica Internacional.
La iniciativa que lleva la firma de agrupaciones animalistas y la abogada Pallavicini del Instituto de Derecho Animal, insiste en que "lo que se trata en definitiva es de la apropiación y cosificación que hacemos los humanos de los animales". Y más adelante agrega: "Los animales no humanos, ya sean 'bien tratados' o 'mal tratados', están siendo igualmente administrados y sujetos a actividades que implican control sobre sus vidas y reducidos a objetos para satisfacer intereses humanos, sea por lucro, gusto o placer".
Adoptar en vez de comprar
La compra de animales domésticos contrasta con la sobrepoblación de perros y gatos que viven "en la calle". "Un canino o felino adquirido en un local comercial o criadero, quita la posibilidad de que otro en situación de calle o que habita en un refugio pueda encontrar un hogar", señala la iniciativa.
El mercado de los perros y gatos de raza va entonces a contramano del "equilibrio poblacional", una meta que los firmantes del proyecto señalan como objetivo del mismo con el Estado como un rol clave. El control poblacional de los "callejeros" se logra a través de la implementación de campañas masivas y gratuitas de castraciones conjuntamente con la promoción de adopciones, concientización y educación para un cuidado responsable, según la iniciativa.
El Estado como órgano de contralor y educador
La prohibición de criaderos y compra-venta de perros y gatos de raza implicaría un rol activo del Estado municipal, en este caso, no solo para controlar el cumplimiento de lo que podría ser una ordenanza, sino que además el proyecto entiende fundamental el rol Estado como educador en derechos animales.
Concretamente, el proyecto expresa que "se torna imperiosa la necesidad de adoptar conductas éticas y positivas conjuntamente con la implementación y desarrollo de una biopolítica distinta a cargo del Estado, que descanse en el reconocimiento de los animales como sujetos (y no objetos), estableciendo a estos fines, medidas claras y concretas".
Basta de "vidrieras vivas"
Claro está que, según lo propuesto, esta iniciativa pretende derogar la ordenanza Nro. 12.587 vigente en la ciudad de Santa Fe, conocida como de "vidrieras vivas". Esta norma prohíbe desde 2018 la exhibición de animales domésticos, silvestres y exóticos en vidrieras con fines comerciales o publicitarios.
En cambio, el proyecto de ordenanza anula de una vez la posibilidad de comercial con el animal, sin importar su posible exhibición.
La ordenanza de vidrieras vivas "no cuestiona el carácter de intercambiable de los animales y por ello, regula la forma en cómo deben ofertarse al público (en el interior del local, con todos los recaudos necesarios para que estos no fueren visibles desde el exterior, buenas condiciones de sanidad, alimentación, higiene y ventilación, etc.)", critican los autores de la iniciativa.
El proyecto presentado el 14 de octubre en el Concejo de Santa Fe tiene estado parlamentario y se encuentra en la comisión de Desarrollo Social, presidida por el concejal del Partido Justicialista Federico Fulini.
Con información de
Aire de Santa Fe
