Es momento que aprendamos a entender nuestras emociones, no a reprimirlas
Por:
Mariangel Ferrebú
Viernes 24 de
Diciembre 2021
Hay que permitirnos sentir, sin juzgar ni censurar lo que estamos atravesando.
Muchos creen que tener un buen manejo de las emociones es no sentir tristeza, rabia, dolor, frustración, entre otros sentimientos “negativos” que nos restan paz.
Sin embargo, esto está muy lejos de lo cierto. La inteligencia emocional nos invita a darnos la oportunidad de percibirlas, sentirlas, entenderlas y regularlas, algo que nos acercará al bienestar.
Si estas no se viven, quedarán reprimidas dentro de ti a nivel inconsciente, a punto de surgir con fuerza ante cualquier oportunidad disponible, o arrastrándonos a mayor ansiedad, depresión, tristeza y pesadez.
De hecho, expertos aseguran que algunas de las señales de que estás reprimiendo emociones son:
No sentir nada y estar como ‘anestesiado’, o al contrario, sentirse constantemente bajo de ánimo.
Atravesar momentos donde se explota con intensidad.
Estar enfermo de forma frecuente, sentir dolores o tensiones físicas.
Tener pensamientos en bucle y tendencia al estrés.
Sufrir de insomnio y abusar del alcohol o de la comida.
¿Por qué reprimimos nuestras emociones?
La respuesta a esta interrogante está en nuestra crianza. Desde pequeños nos repiten que no hay que llorar, no hay que estar tristes, no hay que tener miedo, hay gente que está peor, hay que ser fuertes, solo estamos siendo cobardes o que la vida no es para vivirla amargados.
De esta manera, le damos una connotación negativa o positiva a las emociones, por lo que tendemos a huir de ellas si están estigmatizadas, generalmente ante el dolor, rabia, impotencia, nerviosismo, miedo y tristeza.
No obstante, es irreal pretender vivir únicamente sintiendo alegría, sopresa y curiosidad ante la vida, por lo que el primer paso es entender que las emociones no son buenas ni malas, son expresiones naturales de cada uno de nosotros,
Por eso, a partir de ahora, en vez de reprimirlas, es preferible analizarlas para detectar cómo actuar de forma racional según lo que nos están indicando, saber nuestras necesidades y orientarnos al autoconocimiento, sin quedarnos enganchados a la situación.
Sin embargo, esto está muy lejos de lo cierto. La inteligencia emocional nos invita a darnos la oportunidad de percibirlas, sentirlas, entenderlas y regularlas, algo que nos acercará al bienestar.
Si estas no se viven, quedarán reprimidas dentro de ti a nivel inconsciente, a punto de surgir con fuerza ante cualquier oportunidad disponible, o arrastrándonos a mayor ansiedad, depresión, tristeza y pesadez.
De hecho, expertos aseguran que algunas de las señales de que estás reprimiendo emociones son:
No sentir nada y estar como ‘anestesiado’, o al contrario, sentirse constantemente bajo de ánimo.
Atravesar momentos donde se explota con intensidad.
Estar enfermo de forma frecuente, sentir dolores o tensiones físicas.
Tener pensamientos en bucle y tendencia al estrés.
Sufrir de insomnio y abusar del alcohol o de la comida.
¿Por qué reprimimos nuestras emociones?
La respuesta a esta interrogante está en nuestra crianza. Desde pequeños nos repiten que no hay que llorar, no hay que estar tristes, no hay que tener miedo, hay gente que está peor, hay que ser fuertes, solo estamos siendo cobardes o que la vida no es para vivirla amargados.
De esta manera, le damos una connotación negativa o positiva a las emociones, por lo que tendemos a huir de ellas si están estigmatizadas, generalmente ante el dolor, rabia, impotencia, nerviosismo, miedo y tristeza.
No obstante, es irreal pretender vivir únicamente sintiendo alegría, sopresa y curiosidad ante la vida, por lo que el primer paso es entender que las emociones no son buenas ni malas, son expresiones naturales de cada uno de nosotros,
Por eso, a partir de ahora, en vez de reprimirlas, es preferible analizarlas para detectar cómo actuar de forma racional según lo que nos están indicando, saber nuestras necesidades y orientarnos al autoconocimiento, sin quedarnos enganchados a la situación.