CÓRDOBA
El infierno en Maestro Vidal y Fuerza Aérea
Sábado 06 de
Enero 2018
Cómo fue la balacera en la que murieron dos delincuentes. El comisario herido se recupera. Mirá la infografía.
La pistola nueve milímetros no disparó. Quedó trabada en un instante en el que todo pareció apagarse para él. Fue entonces cuando el comisario inspector Sergio Marcelo Álvarez (45) se sintió perdido y apeló al más puro instinto, mientras los balazos de frente comenzaban a sacudir la noche del jueves en barrio Los Naranjos.
Ni siquiera tuvo tiempo de dolerse por los tiros que fue recibiendo, uno tras otro, en sus piernas. Fueron cuatro en total, tres en la derecha. Álvarez sólo supo, en ese momento, que tenía que arrojarse al suelo e intentar que el auto al que había buscado controlar ahora le sirviera de escudo.
Pero no sólo los delincuentes dispararon. En ese instante que ahora se puede describir en cientos de palabras, pero que fue sólo eso, un puñado de segundos, el sargento ayudante Santiago Ledesma y el cabo José Ordóñez aparecieron con sus pistolas y lograron que los delincuentes no lo remataran.
Dos de los ladrones quedaron muertos allí mismo, mientras que otro par logró escapar corriendo y a los tiros.
En el medio, un niño de 11 años que iba a pie fue baleado en un brazo y una mujer embarazada vio cómo otro tiro terminaba encajado en el asiento del auto Fiat Palio rojo en el que iba como acompañante, a sólo un centímetro de su cabeza.
“No hubo más muertos por milagro”, resume la fiscal Liliana Copello, a cargo de investigar cómo se dieron los hechos el jueves, a las 21.30, en el cruce de Maestro Vidal y avenida Fuerza Aérea.
A esa hora, el tránsito vehicular y peatonal era intenso y fueron muchos los que se sorprendieron al quedar en medio de un tiroteo en el que se contabilizaron entre 30 y 40 balazos.
A través de fuentes judiciales y de la propia Policía, La Voz reconstruyó cómo sucedió esta historia de locura en la ciudad de Córdoba.
Un caso que comenzó a escribirse el pasado 22 de diciembre, cuando un handy de la Policía Barrial se “extravió” en Villa El Libertador.
El aparato, que cuenta con la frecuencia policial, comenzó a ser perseguido por los policías a través del rastreo de su GPS. Se prendía y se apagaba, pero nunca de manera continuada como para poder dar con él.
Hasta que el jueves, su uso por parte de los desconocidos que lo tenían comenzó a ser intenso. Se lo localizó en esa zona de la ciudad y a través de las cámaras de vigilancia pública fueron detectando dos o tres vehículos en los que se suponía que iban los sospechosos.
Ante esto, se diagramó un operativo para interceptar estos vehículos en el cruce de Maestro Vidal y Fuerza Aérea.
Allí, cuando el semáforo detuvo la marcha de los que circulaban por la primera arteria, el comisario Álvarez se bajó de su móvil y comenzó a inspeccionar, a pie, a los rodados que esperaban para continuar en marcha.
Fue entonces que llegó hasta el principio de la fila y se puso frente a un Fiat Palio Aventure blanco en el que había cuatro personas.
El que iba como acompañante lo recibió a los tiros. El sargento Ledesma, chofer del móvil policial, salió en su ayuda, así como el sargento que esperaba a los sospechosos en el control apostado a una cuadra de allí, en el cruce de Fuerza Aérea y Comechingones.
Muertos y heridos
Uno de los ladrones quedó muerto de un balazo en la cabeza, sentado al volante del Palio blanco.
El que comenzó el tiroteo, en tanto, alcanzó a caminar 10 metros malherido, hasta que cayó sin vida en la avenida Fuerza Aérea.
Los muertos fueron identificados como Sergio Omar Tobares (30) y Raúl Gustavo Roldán (45), ambos con antecedentes por diferentes delitos.
Los otros dos delincuentes alcanzaron a escapar a pie, por Fuerza Aérea en dirección al Centro, cubriéndose a los tiros. Uno de ellos tiró una pistola varias cuadras más adelante. Se sospecha que al menos uno también quedó herido en la balacera.
Dos pistolas nueve milímetros quedaron secuestradas: una tiene la numeración limada y la otra, ya se comprobó, había sido denunciada como robada meses atrás por un policía.
Es decir, delincuentes armados con pistolas oficiales.
En el auto se secuestró el handy policial y una mochila con ganzúas, cortafierros, guantes y otros elementos que hacen presumir que los sospechosos estaban por cometer un atraco en la zona.
Ni siquiera tuvo tiempo de dolerse por los tiros que fue recibiendo, uno tras otro, en sus piernas. Fueron cuatro en total, tres en la derecha. Álvarez sólo supo, en ese momento, que tenía que arrojarse al suelo e intentar que el auto al que había buscado controlar ahora le sirviera de escudo.
Pero no sólo los delincuentes dispararon. En ese instante que ahora se puede describir en cientos de palabras, pero que fue sólo eso, un puñado de segundos, el sargento ayudante Santiago Ledesma y el cabo José Ordóñez aparecieron con sus pistolas y lograron que los delincuentes no lo remataran.
Dos de los ladrones quedaron muertos allí mismo, mientras que otro par logró escapar corriendo y a los tiros.
En el medio, un niño de 11 años que iba a pie fue baleado en un brazo y una mujer embarazada vio cómo otro tiro terminaba encajado en el asiento del auto Fiat Palio rojo en el que iba como acompañante, a sólo un centímetro de su cabeza.
“No hubo más muertos por milagro”, resume la fiscal Liliana Copello, a cargo de investigar cómo se dieron los hechos el jueves, a las 21.30, en el cruce de Maestro Vidal y avenida Fuerza Aérea.
A esa hora, el tránsito vehicular y peatonal era intenso y fueron muchos los que se sorprendieron al quedar en medio de un tiroteo en el que se contabilizaron entre 30 y 40 balazos.
A través de fuentes judiciales y de la propia Policía, La Voz reconstruyó cómo sucedió esta historia de locura en la ciudad de Córdoba.
Un caso que comenzó a escribirse el pasado 22 de diciembre, cuando un handy de la Policía Barrial se “extravió” en Villa El Libertador.
El aparato, que cuenta con la frecuencia policial, comenzó a ser perseguido por los policías a través del rastreo de su GPS. Se prendía y se apagaba, pero nunca de manera continuada como para poder dar con él.
Hasta que el jueves, su uso por parte de los desconocidos que lo tenían comenzó a ser intenso. Se lo localizó en esa zona de la ciudad y a través de las cámaras de vigilancia pública fueron detectando dos o tres vehículos en los que se suponía que iban los sospechosos.
Ante esto, se diagramó un operativo para interceptar estos vehículos en el cruce de Maestro Vidal y Fuerza Aérea.
Allí, cuando el semáforo detuvo la marcha de los que circulaban por la primera arteria, el comisario Álvarez se bajó de su móvil y comenzó a inspeccionar, a pie, a los rodados que esperaban para continuar en marcha.
Fue entonces que llegó hasta el principio de la fila y se puso frente a un Fiat Palio Aventure blanco en el que había cuatro personas.
El que iba como acompañante lo recibió a los tiros. El sargento Ledesma, chofer del móvil policial, salió en su ayuda, así como el sargento que esperaba a los sospechosos en el control apostado a una cuadra de allí, en el cruce de Fuerza Aérea y Comechingones.
Muertos y heridos
Uno de los ladrones quedó muerto de un balazo en la cabeza, sentado al volante del Palio blanco.
El que comenzó el tiroteo, en tanto, alcanzó a caminar 10 metros malherido, hasta que cayó sin vida en la avenida Fuerza Aérea.
Los muertos fueron identificados como Sergio Omar Tobares (30) y Raúl Gustavo Roldán (45), ambos con antecedentes por diferentes delitos.
Los otros dos delincuentes alcanzaron a escapar a pie, por Fuerza Aérea en dirección al Centro, cubriéndose a los tiros. Uno de ellos tiró una pistola varias cuadras más adelante. Se sospecha que al menos uno también quedó herido en la balacera.
Dos pistolas nueve milímetros quedaron secuestradas: una tiene la numeración limada y la otra, ya se comprobó, había sido denunciada como robada meses atrás por un policía.
Es decir, delincuentes armados con pistolas oficiales.
En el auto se secuestró el handy policial y una mochila con ganzúas, cortafierros, guantes y otros elementos que hacen presumir que los sospechosos estaban por cometer un atraco en la zona.
Con información de
lavoz
