ENTRE RÍOS
Habían denunciado que les plantaron la droga en su casa, pero confesaron que vendían
Martes 15 de
Mayo 2018
Un hombre de 41 años y su sobrina de 25 acordaron penas de prisión efectiva por comercialización de estupefacientes
La investigación por venta de drogas en los barrios Zapata y 25 de Mayo, de Concepción del Uruguay, derivó en una serie de allanamientos de la Policía Federal a fines de 2016. Ahora, pese a que el principal acusado se había declarado inocente, él y su sobrina confesaron el delito y acordaron distintas penas de prisión efectiva.
Fue durante un juicio abreviado desarrollado ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, donde la joven S.C., de 24 años, y su tío D.C., de 41, reconocieron haber delinquido al presentar el acuerdo al que arribaron con la Fiscalía.
Se trató de una investigación que duró más de un año, en la cual los uniformados de la Delegación Concepción del Uruguay de la fuerza federal trataron de corroborar la información acerca de la venta de droga al menudeo en un domicilio del barrio Zapata. A partir de tareas de vigilancia, se pudo determinar la concurrencia de numerosas personas y vehículos a la casa habitada por la sospechosa, su madre y tres hijos menores, y se observó en algunas oportunidades la presencia de un vehículo Fiat Uno, cuyo titular era el tío de la joven. El domicilio de este hombre, en el barrio 25 de Mayo, comenzó a ser investigado y también se constataron movimientos típicos de venta de estupefacientes.
Las fotografías y filmaciones logradas durante la investigación daban cuenta de que numerosas personas arribaban a las dos viviendas, que algunas ingresaban y otras realizaban las transacciones ilícitas directamente en la calle y, luego de contactarse con sus moradores, se retiraban rápidamente, guardando "algo" en sus bolsillos.
El 28 de octubre de 2016 fueron requisadas las dos viviendas, donde secuestraron marihuana y cocaína, así como diferentes elementos que acreditaban la actividad ilícita que era investigada.
Los dos sospechosos fueron detenidos y al momento de ser indagados por el juez federal Pablo Seró, se declararon inocentes. El hombre dijo que se consideraba un adicto y que quería dejar la droga: "Pido perdón a la Justicia por hacerlos trabajar. No es mío lo secuestrado, soy adicto y quiero curarme de esta maldita adicción. Esas son mis palabras. Pido perdón a todos. Yo vendí mi auto y me llevaron esa plata, tengo cómo comprobarlo. La tenía ahí porque no podía tenerla en otro lugar". Luego agregó: "Yo estaba tomando cerveza y cocaína con un compañero cuando cayó la Policía. Yo tenía cocaína porque soy muy adicto a esa maldita droga. Solo teníamos unas 20 bolsitas en una bolsita de tela y una piedra. Yo no vi nada del procedimiento dentro de mi casa, en ningún momento me dejaron ver el allanamiento. Después salieron con que había bolsas de cocaína, piedras y no sé qué más. Eso me lo plantó la Policía Federal y en este acto denuncio a esa Policía, yo no tenía nada de eso".
A su vez, su sobrina también se defendió al sostener que no tenía nada que ver con la venta de estupefacientes: "Yo no comercializo. Quiero reclamar un dinero que estaba en una caja azul, eran 32.400 pesos que yo había sacado del banco. Precisamente yo saqué 24.400 del Bersa Peatonal y mi tía 8.000 pesos de Credil. También quiero reclamar un celular Motorola Generación 2".
Sin embargo, al analizar las numerosas pruebas en la causa, se vieron acorralados y decidieron acordar penas de prisión en un juicio abreviado: la joven (que tiene tres hijos de 9, 7 y 5 años) aceptó cumplir cuatro años y tres meses de prisión, y su tío cuatro años y seis meses de cárcel, que ya cumple en la Unidad Penal N° 4.
Fue durante un juicio abreviado desarrollado ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, donde la joven S.C., de 24 años, y su tío D.C., de 41, reconocieron haber delinquido al presentar el acuerdo al que arribaron con la Fiscalía.
Se trató de una investigación que duró más de un año, en la cual los uniformados de la Delegación Concepción del Uruguay de la fuerza federal trataron de corroborar la información acerca de la venta de droga al menudeo en un domicilio del barrio Zapata. A partir de tareas de vigilancia, se pudo determinar la concurrencia de numerosas personas y vehículos a la casa habitada por la sospechosa, su madre y tres hijos menores, y se observó en algunas oportunidades la presencia de un vehículo Fiat Uno, cuyo titular era el tío de la joven. El domicilio de este hombre, en el barrio 25 de Mayo, comenzó a ser investigado y también se constataron movimientos típicos de venta de estupefacientes.
Las fotografías y filmaciones logradas durante la investigación daban cuenta de que numerosas personas arribaban a las dos viviendas, que algunas ingresaban y otras realizaban las transacciones ilícitas directamente en la calle y, luego de contactarse con sus moradores, se retiraban rápidamente, guardando "algo" en sus bolsillos.
El 28 de octubre de 2016 fueron requisadas las dos viviendas, donde secuestraron marihuana y cocaína, así como diferentes elementos que acreditaban la actividad ilícita que era investigada.
Los dos sospechosos fueron detenidos y al momento de ser indagados por el juez federal Pablo Seró, se declararon inocentes. El hombre dijo que se consideraba un adicto y que quería dejar la droga: "Pido perdón a la Justicia por hacerlos trabajar. No es mío lo secuestrado, soy adicto y quiero curarme de esta maldita adicción. Esas son mis palabras. Pido perdón a todos. Yo vendí mi auto y me llevaron esa plata, tengo cómo comprobarlo. La tenía ahí porque no podía tenerla en otro lugar". Luego agregó: "Yo estaba tomando cerveza y cocaína con un compañero cuando cayó la Policía. Yo tenía cocaína porque soy muy adicto a esa maldita droga. Solo teníamos unas 20 bolsitas en una bolsita de tela y una piedra. Yo no vi nada del procedimiento dentro de mi casa, en ningún momento me dejaron ver el allanamiento. Después salieron con que había bolsas de cocaína, piedras y no sé qué más. Eso me lo plantó la Policía Federal y en este acto denuncio a esa Policía, yo no tenía nada de eso".
A su vez, su sobrina también se defendió al sostener que no tenía nada que ver con la venta de estupefacientes: "Yo no comercializo. Quiero reclamar un dinero que estaba en una caja azul, eran 32.400 pesos que yo había sacado del banco. Precisamente yo saqué 24.400 del Bersa Peatonal y mi tía 8.000 pesos de Credil. También quiero reclamar un celular Motorola Generación 2".
Sin embargo, al analizar las numerosas pruebas en la causa, se vieron acorralados y decidieron acordar penas de prisión en un juicio abreviado: la joven (que tiene tres hijos de 9, 7 y 5 años) aceptó cumplir cuatro años y tres meses de prisión, y su tío cuatro años y seis meses de cárcel, que ya cumple en la Unidad Penal N° 4.
Con información de
unoentrerios