González Trevijano: “Las universidades no pueden vivir de espaldas al mundo productivo”

Jueves 28 de Septiembre 2023

En esta nueva entrega del ciclo “El futuro de la educación – Conversaciones con Alberto Barbieri”, con entrevistas a referentes internacionales, es turno del destacado jurista y académico español
Pedro José González Trevijano es un reconocido jurista español, doctor en Derecho que entre 2002 y 2013 fue rector de la Universidad Rey Juan Carlos I, con la que estuvo relacionado desde sus orígenes. De una vasta trayectoria académica y jurídica, recibió a Alberto Barbieri para repasar los principales desafíos que enfrenta la universidad a nivel global.
 
Trevijano, prestigioso profesional del ámbito de la justicia, confesó que fueron algunas experiencias personales y otras profesionales las que lo volcaron hacia el ámbito educativo. La lectura del libro “Sobre Educación”, de Bertrand Russell, lo terminó de decidir. Allí, el autor desarrolló la importancia de la educación, donde abogaba por el respeto de las ideas pero que la educación no fuese religiosa y sí continuada a lo largo del tiempo.
 
“Estoy encantado de ser un profesor universitario, de haber sido catedrático y ser catedrático de una asignatura. Y luego, pues igual que te pasa a ti, para un miembro de la comunidad universitaria tener la extraordinaria satisfacción y el privilegio de poder dirigir una universidad, realmente es una satisfacción grande”, señaló.
 
En un panorama de cambio permanente, Alberto Barbieri quiso conocer su opinión sobre cuál es el impacto en el sistema el proceso educativo. “Creo que la educación tiene dos perspectivas. Una más estática, en la que dos personas de la academia seguimos pensando que es un intangible. No se puede construir ninguna sociedad moderna ni vertebrar ningún régimen político basado en las ideas de libertad y de pluralismo, si no hay una educación ciudadana. Y este elemento no cambia nunca”, aseguró González Trevijano.
 
“Lo que se modifican son los contenidos y su acomodación a cada contexto, social - económico y político. Y cambia también cómo se desarrolla esa educación en el ámbito de la sociedad civil”, agregó.
 
Y remarco: “Creo que el cambio más cualificativo que se ha producido en la educación en los últimos años -con carácter general, pero desde luego en España y creo que en Argentina también- ha sido un proceso gigantesco de socialización”.
 
Además, el académico español sostuvo: “Si uno ve el número de alumnos que asistía en España hace 70/80 años o 40 años, a lo que eran los estudios previos a la universidad, lo que en España se llama el bachillerato elemental y el bachillerato superior, que tenía acceso al curso de acceso universitario, los números se han incrementado exponencialmente de una forma enorme”.
 
“En esos años en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense no estudiaban más de 500 o 600 personas y hoy lo hacen cerca de 15.000 alumnos. Otro de los cambios es que la educación no termina entonces, sino que uno es consciente que en cualquier actividad de la vida, la educación tiene que ser permanente y continua. Tú no puedes cerrar de alguna forma la puerta de la clase y decir “yo ya me he licenciado, ya he alcanzado el título de Doctor, y a partir de ese momento no tengo prácticamente nada que saber”.
 
“La educación es permanente. Creo que la educación ha sufrido un proceso de socialización enorme y finalmente ha sufrido un proceso de internalización, afortunadamente desconocido como consecuencia del nuevo desarrollo tecnológico y de la libertad de circulación que hace 30 - 40 años, era muchísimo más difícil.”
 
Barbieri remarcó que Europa y especialmente España vivió cambios trascendentales en los últimos treinta años en educación, y particularmente en la superior. Quiso conocer cómo fue el proceso de gestación y financiación de la Universidad Rey Juan Carlos I, en la que tuvo tanto que ver.
 
“En España sucedió en el mundo de educación universitaria, un cambio no solo cuantitativo, sino cualitativo gigantesco. En los 80 existían en España 40 universidades de las cuales 38 eran públicas, y no había más que dos privadas vinculadas además a la Iglesia. En la actualidad ya hace años que no conozco los números en detalle, pero debemos estar sobre 85. Quiere decir que el número de universidades se ha multiplicado por dos.”
 
“Se han creado universidades privadas, pero simultáneamente todas las comunidades autónomas, en España 17 comunidades autónomas, han creado -si no las tenían- sus propias universidades.”
 
Trevijano explicó que “el cambio mayor que se ha producido fue que la creación de las universidades dejó de ser competencia del Estado central, sino de las Comunidades Autónomas. En cuanto a la financiación de las universidades es competencia de las Consejerías de Educación de las comunidades autónomas que, si bien no financian íntegramente la educación superior, lo hace en una parte, cercano al 50%”.
 
¿Cómo se financia el resto de actividades? “En este 50%, yo creo que en Madrid seguramente el 40% es con las tasas de las matrículas de los alumnos, y finalmente el 10% restante con lo que son las participaciones en programas de investigación, o en colaboración con empresas, o con corporaciones que financian o respaldan financieramente determinados proyectos”, explicó.
 
El ex rector de la UBA recordó que en España funcionan la Conferencia de Rectores Españoles y la Conferencia de Rectores de las Universidades de Madrid, organismos de los que Trevijano integró y que estuvo en sus órganos directivos. Barbieri quiso saber la importancia y la potencialidad de estos ámbitos.
 
“Soy un absoluto convencido de las bondades de estos modelos de representación institucional que engloban a las universidades. Está bien que se visualice externamente que las universidades estamos comprometidas en algún tipo de proyecto de carácter conjunto. Y que tenemos una visualización del modelo universitario en su integridad, no solamente fragmentado ni parcial”, indicó.
 
“Son foros que permiten dar respuesta integrada a las siempre impenitentes reclamaciones de los rectores de las universidades ante las Consejerías de Educación”, señaló.
 
“Creo que facilita también un diseño que trata de ser razonablemente racional de ordenación de las titulaciones. Es decir, cuando tú formas parte de la Conferencia de Rectores de Universidades de Madrid o de la Conferencia de Rectores de España, nosotros conocemos cuáles son las titulaciones que se imparten en todas las universidades de todas las Comunidades Autónomas, y conocemos cuáles son los grandes números, de los profesores que imparten determinadas asignaturas, de las necesidades del profesorado, y los alumnos que efectivamente tienen interés en estudiar esa carrera”, aseguró.
 
Y completó: “En las universidades actuales, y tú y yo hemos sido dos defensores acérrimos del proceso de internacionalización que ha sido fantástico, y yo creo que ha sido, aunque todo puede mejorarse. Al final te permite también tener una interlocución con las universidades cuando sales del ámbito nacional. No es lo mismo ir a París a sentarse con el rector de la Universidad de Sorbona en tu condición de catedrático de una universidad o de rector universidad, si llevas además aparejada la representación institucional del mundo universitario. Y esto siendo importante en Europa, quizás lo es más en el ámbito iberoamericano, donde por razones obvias de cultura común, de sintonía, de lazos incluso fraternales amistad y familiares, y una lengua que efectivamente es co-participada, te brinda una cercanía y favorece una participación relevante.”
 
¿Cómo ves ese proceso de internacionalización hoy en día, y qué fuentes de financiamiento visualizas que están disponibles para fortalecerlo?, preguntó Barbieri.
 
“Los tres grandes cambios han sido el proceso de socialización, esto es la extensión del conocimiento a todos, con independencia de su contexto social y económico. En segundo lugar, creo que el mayor cambio también se ha producido al hilo de la implantación de nuevas titulaciones, que han roto lo que eran las consideraciones clásicas de las titulaciones que venían en Europa de la época de la Alta Edad Media, muy vinculadas a la iglesia. Y finalmente yo creo que el proceso de internacionalización, que es la piedra de toque de alguna forma de la modernidad. Y debe de ser así, los profesores cuando inician su andadura universitaria ya no están cuando terminan las clases y se licencian haciendo sus tesis doctorales sin salir prácticamente de sus espacios en la Universidad Rey Juan Carlos o en la de Buenos Aires, o en la UNAM, o en la Sorbona o en la Sapienza en Roma. Se desplazan con frecuencia, conocen otros foros académicos, tienen acceso a otras bibliotecas e incluso realizan parte de la confección de sus trabajos de investigación y de sus tesis doctorales fuera. Esto ha sido un cambio enorme”, sostuvo.
 
Barbieri agregó que “gracias a la internacionalización, sobre todo en la movilidad de estudiantes, se da en progresión geométrica. Muchos visualizan que en el futuro un estudiante va a hacer su carrera universitaria de grado no permanentemente en una universidad, y ni siquiera haciendo un semestre en otra universidad, sino que incluso podría llegar a armar su currícula yendo en diferentes universidades dando materias en diferentes universidades. Ahí aparecen las redes de universidades europeas que están trabajando en eso. ¿Cómo se visualiza este fenómeno en Europa?
 
Trevijano sostuvo que este proceso “es irreversible”. “Es verdad que no es sencillo, porque supone un gran cambio. Al final dar la oportunidad a un estudiante que diga: ‘mira, yo tengo… quiero estudiar la carrera de Derecho, quiero estudiar la carrera de Económicas. Y quiero forjar un plan de estudios integrando estas asignaturas. Y me gustaría recibir estas asignaturas en la Sorbona, en la Sapienza, en la Rey Juan Carlos, y quiero hacer una estadía en la Universidad de Buenos Aires’. Eso tiene dificultades para armarse. Primero tienes que tener un marco normativo previo con carácter general que lo habilite. Segundo también debes exigir un grado de fiscalización y control de lo que está sucediendo”, indicó.
 
“Tenemos que forjar unas carreras que sean sustantivamente solventes”- aseguró-” que formen de verdad. Y luego, algo que no podemos olvidar las universidades es que la formación en las universidades no está pensada exclusivamente para que la gente se incorpore al mundo laboral. Tiene que ser más transversal, más rica, más genérica. Pero tú tienes que darle a la gente la posibilidad de que cuando salga de la universidad se pueda colocar. Y la empleabilidad es algo muy importante. Cuando tu confeccionas una titulación, a ese señor tienes que darle la posibilidad de que cuando salga y ponga en su currículum que ha hecho esta titulación, con estos contenidos, en estas universidades, la empresa diga: “esta es una titulación solvente, este señor ha estudiado esto, debe ir, los contenidos, son buenos.” Pero si no diseñaremos a todo gusto magníficos currículos, con gente que ha estado en muchísimas universidades, pero currículos con unos contenidos de materias en las que puedes encontrarte con enormes vacíos”, añadió.
 
Barbieri, además, le preguntó cómo debería fortalecerse la relación entre la universidad y el mundo productivo. “En España las universidades son conscientes de que no es posible vivir de espaldas a las empresas por razones de todo tipo”, aseguró.
 
“Las universidades y las empresas somos parte integrante de la sociedad civil, participar en proyectos comunes no supone aceptar una intromisión indeseable en la vida de las universidades. Coparticipar significa tomar decisiones de forma conjunta, si se llega a un acuerdo, y estoy convencido que si uno pone tesón se pueden alcanzar acuerdos importantes. No creo que las universidades deban dar la formación que los empresarios quieren. Eso sería empobrecer lo que es la universidad. La formación en economía o en derecho, que son nuestras titulaciones, no pueden estar pensadas exclusivamente a lo que pueden ser luego las satisfacciones profesionales más inmediatas. Cuando uno sale, uno tiene que tener una formación general y transversal. Ahora, nosotros no podemos construir unas titulaciones absolutamente al margen de lo que pide la sociedad empresarial porque si no estas personas no van a tener la posibilidad de incorporarse al mundo laboral”, amplió.
 
“Yo creo que esto ha cambiado y ha cambiado mucho”, remarcó Trevijano. “Se han creado muchas confederaciones empresariales, que en el ámbito autonómico han suscripto convenios de colaboración con todas las universidades, también públicas y privadas. Y se ponen encima de la mesa las preocupaciones de la formación que tienen los empresarios, cuando estos estudiantes salen de las universidades”, expresó el especialista español.
 
“Una de las cosas de las que yo me encuentro más satisfecho cuando fui director, es que la Universidad Rey Juan Carlos tenía el segundo nivel más alto de empleabilidad, de las universidades madrileñas. En una universidad que tenía 18 años, hicimos un enorme esfuerzo de relacionarnos con el mundo de la empresa. Esto hay que empezar a gestionarlo al hilo de la construcción de las titulaciones. Yo creo que cuando los consejos de gobierno que tu y yo hemos presidido definen los contenidos de las titulaciones, los consejos de gobierno que sean autónomos harán las titulaciones que les parezcan las pertinentes, pero las pertinentes puede que sean decisiones razonables estén estudiadas y hayan sido también solicitados los informes de fuera. Y aquí hay que tener en cuenta también cuáles son algunos conocimientos que las empresas reclaman. Y luego finalmente en el momento que se pueda, articular la presencia de prácticas continuadas en la empresa por lo menos a partir de la mitad de las situaciones. Y exigir también simultáneamente que las prácticas no se conviertan en una especie de subterfugio de falsas contrataciones laborales a un precio muy barato en el que a uno se le ubica a hacer un trabajo, no cualificado que no es para lo que está allí, o acaba simplemente haciendo las fotocopias de los papeles”, planteó.
 
y finalizó: “Entonces yo creo que todo esto, es un elemento que requiere una profundización. Pero también creo que en esto Alberto, y me da la impresión que la Universidad de Buenos Aires es así, se produce o se ha producido un cambio grande.”
Con información de Infobae

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