Aerolíneas Argentinas y los sindicatos firmaron el acuerdo: incluye una mejora económica y cambios en las condiciones laborales
Miércoles 13 de
Noviembre 2024
Las actas se formalizaron a las 4 de la mañana de este miércoles, luego de varias jornadas de intensas negociaciones. Lo acordado deberá ser aprobado en asambleas de cada organización gremial. Expectativa por el anuncio que hará el Gobierno sobre el tema
Aerolíneas Argentinas y los 3 sindicatos aeronáuticos del sector duro firmaron esta madrugada el acuerdo que permitirá ponerle fin a un extenso conflicto que mantuvo en vilo a la actividad y a los pasajeros. Incluye una mejora económica y cambios en las condiciones de trabajo, que, según fuentes oficiales, le pondrán fin a los “privilegios” que tenían los pilotos dentro de sus convenios.
Hay expectativa por el anuncio que hará el Gobierno sobre el tema: fuentes sindicales revelaron que incluye un aumento salarial superior al 14% y un compromiso de que se discutirán cambios en las condiciones de trabajo, a tono con las necesidades de la industria. En la Casa Rosada, en cambio, dejaron trascender que se pactó la modificación de cláusulas de los convenios.
Las actas del acuerdo fueron firmadas a las 4 de este miércoles entre autoridades de la empresa y representantes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA).
Lo firmado entre ambas partes, de todas formas, deberá ser convalidado en asambleas por cada organización sindical en las próximas horas, aunque desde este sector admitieron que están “conformes con lo que se acordó, sobre todo en medio de enorme la presión del Gobierno”.
La adecuación de los convenios colectivos de trabajo fue el punto central de las negociaciones y a partir de que los sindicatos aceptaron discutir ese punto pudo avanzarse sobre el impacto económico que ocasionará. Entre los cambios figuran, entre otros, la renuncia a los pasajes en clase ejecutiva para los pilotos y sus familias, el replanteo del servicio de remises para que pilotos y tripulantes de cabina se trasladen entre sus casas y los aeropuertos, y viceversa, y la hora de tiempo de servicio desde que se suben a los autos que los trasladan hasta que comienzan a trabajar en forma efectiva.
Una de las fórmulas que destrabó la negociación fue definir ciertas mejoras a partir de un aumento de la productividad, un criterio que no era aceptado por todos los sindicatos. La idea de Aerolíneas fue tratar de adaptar algunas cláusulas convencionales a lo que rige en la actividad aerocomercial.
Los detalles del acuerdo firmado aún no se conocen porque, deslizan en los sindicatos, el Gobierno busca hacer un anuncio sobre el tema que apuntale su discurso de que lo firmado significa una concesión de los gremios duros y un compromiso de adaptarse a la política oficial de que Aerolíneas se convierta en una empresa sustentable, más allá del objetivo de que sea privatizada.
Como forma de facilitar las negociaciones, los líderes de los sindicatos, Pablo Biró (APLA), Juan Pablo Brey (AAA) y Edgardo Llano (APA), no participaron de las últimas tres reuniones y delegaron la tarea en sus responsables del área Gremial, con quienes estaban en contacto permanente desde sus celulares para monitorear lo que se estaba hablando en la sede de la empresa en Aeroparque.
Las negociaciones se reanudaron el viernes pasado en medio de un clima enrarecido por la profundización del conflicto en Intercargo, a raíz del despido de un empleado, que derivó en protestas de APA, liderada por Edgardo Llano, enrolado en el kirchnerismo, que mantuvo como rehenes a cientos de pasajeros de diversos vuelos atrapados en los aviones sin poder bajar.
El Gobierno se endureció al máximo: primero anunció que había despedido a 15 empleados de Intercargo por privar ilegítimamente de la libertad a pasajeros durante la medida de fuerza y luego informó que se desreguló el servicio de rampa en todos los aeropuertos y que podrán comenzar a operar empresas privadas. “Es el fin de Intercargo tal como lo conocemos”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien también afirmó que a partir de ahora estarán habilitadas las fuerzas de seguridad para ocuparse de brindar los servicios en caso de “secuestro de pasajeros”.
Esa postura contribuyó a flexibilizar la postura de los sindicatos, que aceptaron sentarse a negociar el viernes y a seguir las tratativas este lunes y martes, durante jornadas maratónicas de discusiones y con predisposición a readecuar algunas cláusulas de los convenios que el Gobierno apuntaba como “privilegios” por encima de la actividad aeronáutica y de los trabajadores en general.
Al mismo tiempo, hubo una fuerte presión de la administración de Javier Milei: los funcionarios advirtieron a los sindicatos que si no firmaban el acuerdo, se iba a cerrar Aerolíneas o la empresa presentaría un PPC (Procedimiento Preventivo de Crisis)”, que, sobre la base de los números que deben demostrar la crisis económica que atraviesa, habilita a la compañía a negociar con los sindicatos las suspensiones del personal o las indemnizaciones por un monto menor al fijado por ley.
En medio de las tratativas que mantenía Aerolíneas, por otra parte, el sindicato de controladores aéreos -que no negoció con el resto de los gremios en conflicto- anunció este martes un plan de lucha desde el sábado próximo que incluye paros de dos horas en distintos días que afectarán los vuelos nacionales e internacionales y, en un gesto inusual, pidió disculpas a los usuarios “por las demoras y complicaciones que esta medida pudiese ocasionar”.
El plan de lucha de la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA), que fue dispuesto porque “el Estado no permite ningún tipo de negociación salarial, imponiendo una paritaria única para todo el sector público”, contempla el siguiente esquema de paros: el sábado próximo, de 20 a 23, en los vuelos internacionales; el lunes 18, de 15 a 18, en la aviación en general y comercial no regular; el miércoles 20, en toda la aviación, de 7 a 9, y el viernes 22, de 18 a 20, también en toda la aviación.
Fuentes oficiales aseguraron a Infobae que “los vuelos afectados por estas medidas podrán ser reprogramados por las aerolíneas” y así “se evitarán cancelaciones y no tendrá impacto negativo en la operación, por lo que los vuelos partirán en otro horario con normalidad”.
Hay expectativa por el anuncio que hará el Gobierno sobre el tema: fuentes sindicales revelaron que incluye un aumento salarial superior al 14% y un compromiso de que se discutirán cambios en las condiciones de trabajo, a tono con las necesidades de la industria. En la Casa Rosada, en cambio, dejaron trascender que se pactó la modificación de cláusulas de los convenios.
Las actas del acuerdo fueron firmadas a las 4 de este miércoles entre autoridades de la empresa y representantes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA).
Lo firmado entre ambas partes, de todas formas, deberá ser convalidado en asambleas por cada organización sindical en las próximas horas, aunque desde este sector admitieron que están “conformes con lo que se acordó, sobre todo en medio de enorme la presión del Gobierno”.
La adecuación de los convenios colectivos de trabajo fue el punto central de las negociaciones y a partir de que los sindicatos aceptaron discutir ese punto pudo avanzarse sobre el impacto económico que ocasionará. Entre los cambios figuran, entre otros, la renuncia a los pasajes en clase ejecutiva para los pilotos y sus familias, el replanteo del servicio de remises para que pilotos y tripulantes de cabina se trasladen entre sus casas y los aeropuertos, y viceversa, y la hora de tiempo de servicio desde que se suben a los autos que los trasladan hasta que comienzan a trabajar en forma efectiva.
Una de las fórmulas que destrabó la negociación fue definir ciertas mejoras a partir de un aumento de la productividad, un criterio que no era aceptado por todos los sindicatos. La idea de Aerolíneas fue tratar de adaptar algunas cláusulas convencionales a lo que rige en la actividad aerocomercial.
Los detalles del acuerdo firmado aún no se conocen porque, deslizan en los sindicatos, el Gobierno busca hacer un anuncio sobre el tema que apuntale su discurso de que lo firmado significa una concesión de los gremios duros y un compromiso de adaptarse a la política oficial de que Aerolíneas se convierta en una empresa sustentable, más allá del objetivo de que sea privatizada.
Como forma de facilitar las negociaciones, los líderes de los sindicatos, Pablo Biró (APLA), Juan Pablo Brey (AAA) y Edgardo Llano (APA), no participaron de las últimas tres reuniones y delegaron la tarea en sus responsables del área Gremial, con quienes estaban en contacto permanente desde sus celulares para monitorear lo que se estaba hablando en la sede de la empresa en Aeroparque.
Las negociaciones se reanudaron el viernes pasado en medio de un clima enrarecido por la profundización del conflicto en Intercargo, a raíz del despido de un empleado, que derivó en protestas de APA, liderada por Edgardo Llano, enrolado en el kirchnerismo, que mantuvo como rehenes a cientos de pasajeros de diversos vuelos atrapados en los aviones sin poder bajar.
El Gobierno se endureció al máximo: primero anunció que había despedido a 15 empleados de Intercargo por privar ilegítimamente de la libertad a pasajeros durante la medida de fuerza y luego informó que se desreguló el servicio de rampa en todos los aeropuertos y que podrán comenzar a operar empresas privadas. “Es el fin de Intercargo tal como lo conocemos”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien también afirmó que a partir de ahora estarán habilitadas las fuerzas de seguridad para ocuparse de brindar los servicios en caso de “secuestro de pasajeros”.
Esa postura contribuyó a flexibilizar la postura de los sindicatos, que aceptaron sentarse a negociar el viernes y a seguir las tratativas este lunes y martes, durante jornadas maratónicas de discusiones y con predisposición a readecuar algunas cláusulas de los convenios que el Gobierno apuntaba como “privilegios” por encima de la actividad aeronáutica y de los trabajadores en general.
Al mismo tiempo, hubo una fuerte presión de la administración de Javier Milei: los funcionarios advirtieron a los sindicatos que si no firmaban el acuerdo, se iba a cerrar Aerolíneas o la empresa presentaría un PPC (Procedimiento Preventivo de Crisis)”, que, sobre la base de los números que deben demostrar la crisis económica que atraviesa, habilita a la compañía a negociar con los sindicatos las suspensiones del personal o las indemnizaciones por un monto menor al fijado por ley.
En medio de las tratativas que mantenía Aerolíneas, por otra parte, el sindicato de controladores aéreos -que no negoció con el resto de los gremios en conflicto- anunció este martes un plan de lucha desde el sábado próximo que incluye paros de dos horas en distintos días que afectarán los vuelos nacionales e internacionales y, en un gesto inusual, pidió disculpas a los usuarios “por las demoras y complicaciones que esta medida pudiese ocasionar”.
El plan de lucha de la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA), que fue dispuesto porque “el Estado no permite ningún tipo de negociación salarial, imponiendo una paritaria única para todo el sector público”, contempla el siguiente esquema de paros: el sábado próximo, de 20 a 23, en los vuelos internacionales; el lunes 18, de 15 a 18, en la aviación en general y comercial no regular; el miércoles 20, en toda la aviación, de 7 a 9, y el viernes 22, de 18 a 20, también en toda la aviación.
Fuentes oficiales aseguraron a Infobae que “los vuelos afectados por estas medidas podrán ser reprogramados por las aerolíneas” y así “se evitarán cancelaciones y no tendrá impacto negativo en la operación, por lo que los vuelos partirán en otro horario con normalidad”.
Con información de
Infobae
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