''Va a colapsar'': la predicción del ministro de Economía que esta semana se volvió realidad
Por:
Melisa Reinhold
Jueves 21 de
Noviembre 2024
A mediados de julio pasado, Caputo proyectaba que el contado con liquidación y el tipo de cambio oficial convergerían, una tendencia que permitiría salir del cepo cambiario
“La brecha va a tender a colapsar”, vaticinó el ministro de Economía, Luis Caputo, a mediados de julio pasado. En aquel entonces, los dólares libres se habían recalentado, el blue llegó a tocar por primera vez los $1500 y la brecha cambiaria superaba el 50%, un escenario que llevó al Banco Central (BCRA) a empezar a intervenir en el mercado financiero.
Cuatro meses más tarde, la diferencia entre las cotizaciones libres y el oficial se achicó hasta tocar el nivel más bajo desde la reinstauración del cepo cambiario en septiembre de 2019.
Actualmente, el tipo de cambio oficial mayorista cotiza a $1005. Muestra una diferencia de 7% frente al dólar MEP, que se vende en el mercado de capitales a $1075. En comparación con el contado con liquidación (CCL), que se vende a $1110, la brecha es del 10,4%. Y en contraste con el blue, que se negocia a $1130, la distancia es del 12,9%.
“La brecha cambiaria genera inestabilidad, la percepción de que el tipo de cambio oficial es insostenible y, por lo tanto, expectativas devaluatorias. Por eso es importante que no exista o que tienda a cero. Es, sin duda, un logro importante que la brecha se haya acortado y eso hace que ahora sea menos traumático unificar”, dijo Andrés Reschini, economista de F2 Soluciones Financieras.
Este jueves, la brecha entre el MEP y el oficial presenta el valor más bajo desde septiembre de 2019, cuando Mauricio Macri volvió a poner restricciones sobre el mercado cambiario. Y se encuentra muy lejana al 200% que llegó a registrarse en las elecciones de octubre del año pasado, una distorsión pocas veces vista en la historia argentina, cuando se esperaba que hubiera una corrección cambiaria (el oficial cotizaba a $350 hacía meses).
En la gestión actual de gobierno, la mayor tensión cambiaria se presentó a mediados de julio pasado. Y para ponerle un freno, el Gobierno puso en marcha la fase dos del plan monetario con foco en la “emisión cero”, una estrategia que también incluyó intervenciones del Banco Central sobre los tipos de cambio financieros.
“La brecha se va a acortar, claramente. Para nosotros, la brecha es importante desde el punto de vista de lo que es la salida de las restricciones, del cepo, por eso todo este esquema monetario nuevo reduce la inflación. Al caer la inflación, obviamente la brecha acompaña eso y lo que termina pasando es que el contado con liquidación va a tender a converger al dólar oficial y eso va a permitir una salida del cepo mucho más sencilla y no traumática para los argentinos”, dijo en ese entonces Caputo, en una entrevista radial.
Sin embargo, para el analista financiero Christian Buteler, la salida del cepo cambiario todavía está lejos. Sobre todo, porque la reducción de la brecha no se dio por el “libre juego” de la oferta y la demanda. Todavía hay restricción cruzada (quienes compren oficial tienen que esperar 90 días para acceder a los financieros, y viceversa), los exportadores aportan oferta al mercado al liquidar un 20% de sus ventas al contado con liqui (y 80% al oficial), además de la intervención directa del BCRA sobre el MEP y el CCL.
“La frutilla del postre es que estas últimas semanas hubo carry trade, porque hoy en día es más barato financiarse en dólares que con las tasas en pesos. Por eso, aunque es positivo, la brecha no bajó por motivos virtuosos, sino por todas estas intervenciones. Es preferible salir del cepo cambiario con una brecha baja que alta, pero nada nos asegura que estemos cerca de eso. A lo sumo, el Gobierno podría liberar un poco más por el lado importador, como hizo con los envíos courier, o que eliminen el impuesto PAIS y no agreguen nuevas percepciones. Pero las restricciones más fuertes se mantendrán. Creo que la meta del Gobierno es eliminar el exceso de pesos, y todavía estamos lejos. La demanda sobre el tipo de cambio sigue latente”, analizó Buteler.
En el mismo sentido apuntó Reschini, quien agregó que “daría la sensación” de que todavía el Gobierno no eliminará totalmente las restricciones cambiarias, dado que no tiene un colchón de reservas en dólares que le permita actuar ante eventuales tensiones. “Por ello, de momento es más probable que veamos más flexibilizaciones hasta que logren hacerse de las reservas suficientes para poder avanzar en una apertura mayor del cepo cambiario”, completó.
En lo que va de noviembre, el Banco Central acumuló compras por US$1271 millones por sus intervenciones sobre el mercado de cambios. No obstante, las reservas netas siguen en terreno negativo en US$6538 millones (según la metodología del FMI), de acuerdo con números de Portfolio Personal de Inversiones (PPI). Por eso, fue el propio Caputo quien días atrás dijo que para salir del cepo se necesita una “inyección de reservas adicional”.
“Una brecha tan baja, sumada a un spread positivo entre la tasa en pesos y el crawling peg, incentiva a los exportadores a adelantar liquidación (se refleja en un aumento de los préstamos en dólares) y a los importadores a postergar pagos. Es decir, optan por hacer estrategias de carry trade, lo que da lugar a una mayor oferta privada en el mercado oficial que es captada en gran parte por el BCRA, dada una demanda privada más contenida. Esto genera las condiciones para que la racha compradora del BCRA se extienda”, explicaron desde PPI.
Cuatro meses más tarde, la diferencia entre las cotizaciones libres y el oficial se achicó hasta tocar el nivel más bajo desde la reinstauración del cepo cambiario en septiembre de 2019.
Actualmente, el tipo de cambio oficial mayorista cotiza a $1005. Muestra una diferencia de 7% frente al dólar MEP, que se vende en el mercado de capitales a $1075. En comparación con el contado con liquidación (CCL), que se vende a $1110, la brecha es del 10,4%. Y en contraste con el blue, que se negocia a $1130, la distancia es del 12,9%.
“La brecha cambiaria genera inestabilidad, la percepción de que el tipo de cambio oficial es insostenible y, por lo tanto, expectativas devaluatorias. Por eso es importante que no exista o que tienda a cero. Es, sin duda, un logro importante que la brecha se haya acortado y eso hace que ahora sea menos traumático unificar”, dijo Andrés Reschini, economista de F2 Soluciones Financieras.
Este jueves, la brecha entre el MEP y el oficial presenta el valor más bajo desde septiembre de 2019, cuando Mauricio Macri volvió a poner restricciones sobre el mercado cambiario. Y se encuentra muy lejana al 200% que llegó a registrarse en las elecciones de octubre del año pasado, una distorsión pocas veces vista en la historia argentina, cuando se esperaba que hubiera una corrección cambiaria (el oficial cotizaba a $350 hacía meses).
En la gestión actual de gobierno, la mayor tensión cambiaria se presentó a mediados de julio pasado. Y para ponerle un freno, el Gobierno puso en marcha la fase dos del plan monetario con foco en la “emisión cero”, una estrategia que también incluyó intervenciones del Banco Central sobre los tipos de cambio financieros.
“La brecha se va a acortar, claramente. Para nosotros, la brecha es importante desde el punto de vista de lo que es la salida de las restricciones, del cepo, por eso todo este esquema monetario nuevo reduce la inflación. Al caer la inflación, obviamente la brecha acompaña eso y lo que termina pasando es que el contado con liquidación va a tender a converger al dólar oficial y eso va a permitir una salida del cepo mucho más sencilla y no traumática para los argentinos”, dijo en ese entonces Caputo, en una entrevista radial.
Sin embargo, para el analista financiero Christian Buteler, la salida del cepo cambiario todavía está lejos. Sobre todo, porque la reducción de la brecha no se dio por el “libre juego” de la oferta y la demanda. Todavía hay restricción cruzada (quienes compren oficial tienen que esperar 90 días para acceder a los financieros, y viceversa), los exportadores aportan oferta al mercado al liquidar un 20% de sus ventas al contado con liqui (y 80% al oficial), además de la intervención directa del BCRA sobre el MEP y el CCL.
“La frutilla del postre es que estas últimas semanas hubo carry trade, porque hoy en día es más barato financiarse en dólares que con las tasas en pesos. Por eso, aunque es positivo, la brecha no bajó por motivos virtuosos, sino por todas estas intervenciones. Es preferible salir del cepo cambiario con una brecha baja que alta, pero nada nos asegura que estemos cerca de eso. A lo sumo, el Gobierno podría liberar un poco más por el lado importador, como hizo con los envíos courier, o que eliminen el impuesto PAIS y no agreguen nuevas percepciones. Pero las restricciones más fuertes se mantendrán. Creo que la meta del Gobierno es eliminar el exceso de pesos, y todavía estamos lejos. La demanda sobre el tipo de cambio sigue latente”, analizó Buteler.
En el mismo sentido apuntó Reschini, quien agregó que “daría la sensación” de que todavía el Gobierno no eliminará totalmente las restricciones cambiarias, dado que no tiene un colchón de reservas en dólares que le permita actuar ante eventuales tensiones. “Por ello, de momento es más probable que veamos más flexibilizaciones hasta que logren hacerse de las reservas suficientes para poder avanzar en una apertura mayor del cepo cambiario”, completó.
En lo que va de noviembre, el Banco Central acumuló compras por US$1271 millones por sus intervenciones sobre el mercado de cambios. No obstante, las reservas netas siguen en terreno negativo en US$6538 millones (según la metodología del FMI), de acuerdo con números de Portfolio Personal de Inversiones (PPI). Por eso, fue el propio Caputo quien días atrás dijo que para salir del cepo se necesita una “inyección de reservas adicional”.
“Una brecha tan baja, sumada a un spread positivo entre la tasa en pesos y el crawling peg, incentiva a los exportadores a adelantar liquidación (se refleja en un aumento de los préstamos en dólares) y a los importadores a postergar pagos. Es decir, optan por hacer estrategias de carry trade, lo que da lugar a una mayor oferta privada en el mercado oficial que es captada en gran parte por el BCRA, dada una demanda privada más contenida. Esto genera las condiciones para que la racha compradora del BCRA se extienda”, explicaron desde PPI.
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